En medio de una apretadísima agenda, el reconocido periodista y titular de la Sociedad Interamericana de la Prensa Carlos Jornet conversó con La República acerca de la misión que dicha entidad realizó por tres días en el país para evaluar el estatus de la libertad de prensa.
-Desde la última entrevista que tuvimos hace un año hasta ahora, en tu nueva visita, ha habido un claro empeoramiento de la libertad de prensa en el Perú. Por ejemplo, en el índice de Chapultepec, y en todos los informes sobre prensa en nuestro país. ¿Qué opinión le supone a la SIP los reportes ya recibidos?
-Sí, como bien dices, se advierte un deterioro progresivo de la libertad de prensa en estas primeras dos jornadas de reuniones que hemos mantenido con diversas autoridades y personalidades en el Perú y que seguimos llevando hasta el día de hoy.
Hemos ratificado una fuerte preocupación por el clima hostil que hay desde distintos poderes del Estado hacia la prensa, pero también desde el clima social que se vive.
-Un clima de confrontación…
-Y de quiebre institucional que repercute también en un quiebre social y eso torna dificultoso el ejercicio de la profesión, el acceso a la información pública y también la seguridad de los propios periodistas. Hay, de parte del Poder Ejecutivo, de distintas instancias del Poder Ejecutivo, un discurso claramente confrontativo, estigmatizante, denigratorio hacia el trabajo periodístico y eso, en países que también tienen un clima de violencia social, puede traducirse en ataques cada vez más preocupantes hacia el trabajo periodístico.
-En este escenario hostil para la prensa se puede hablar claramente de actores políticos responsables, ¿no? Por ejemplo, una de ellos es la presidenta Dina Boluarte, al no firmar ni siquiera un compromiso mínimo como lo establecido en el Acta de Chapultepec.
-Sí, yo creo que se ha perdido el valor del trabajo periodístico, y que ningún sector político levanta la bandera de la libertad de prensa. El año pasado, en una misión virtual que hicimos con distintas reuniones, a través de aplicaciones remotas, nos reunimos con distintos sectores del periodismo y de la sociedad, y veíamos que había muy pocas voces que se levantaran en defensa de la libertad de prensa.
Y esto lo hemos ratificado ahora, que vamos en este momento camino al Congreso para tener una reunión con el presidente Eduardo Salhuana. Pero allí lo que se ve es, y cada vez más, proyectos que buscan censurar, limitar el trabajo periodístico. En vez de trabajar realmente, en aportar mayores garantías para el desarrollo profesional. La descriminalización, por ejemplo, de las querellas por difamación, por injurias, que en buena parte del continente ya han sido despenalizadas, es decir, que solamente se puede recuperar por vía civil, en Perú, no solo no se van a seguir en el camino, sino que además se presentan proyectos para agravar las penas, y sobre todo agravarlas cuando están involucrados funcionarios públicos.
-Cuando debería ser exactamente al revés
-La declaración del principio de libertad de expresión dice que los funcionarios públicos están sometidos a un mayor escrutinio social, deberían ser más tolerantes a la crítica, y lo que vemos en Perú es que hay un clima de intolerancia de la presidenta hacia la crítica periodística. No se valora el trabajo periodístico en la presidenta Boluarte que no solo no ha firmado la declaración sobre ese punto de prensa, sino que tampoco ha aceptado reunirse con esta misión, y vive diciendo que el periodismo intenta reemplazarla del cargo en convivencia con el ministerio público. Bueno, eso es desconocer la dinámica de relación entre un gobierno y la prensa.
La prensa no está para volar, para aplaudir, para ser complaciente, sino para tener una mirada crítica, una mirada que aporte a la búsqueda de soluciones y señales eventuales. Hay muchos errores, problemas de gestión, y los gobiernos tienen que ser tolerantes a eso y tratar de dar las condiciones necesarias cuando la prensa tenga que cumplir su labor.
-Diferentes académicos reconocidos en el país insisten en que el Perú vive hoy procesos de autocratización. ¿Existe una relación entre esta baja en los índices de la libertad, de expresión y esta suerte de violencia sistemática contra la prensa y el futuro de la democracia? ¿Cuál es la evaluación preliminar de la SIP?
-Yo creo que en la raíz de toda esta situación hay también un problema de organización política en Perú. El hecho de que haya ya más de 40 partidos inscritos para el próximo proceso electoral y que haya otros tantos en vías de ser reconocidos muestra un clima de fragmentación enorme, con un Congreso donde nadie tiene una mayoría clara o, por lo menos, una primera minoría importante. Y eso torna muy dificultoso generar consensos, empezar a trabajar en políticas públicas. Una de las reuniones que mantuvimos en estos días fue con Max Hernández del Acuerdo Nacional y yo le preguntaba qué había pasado en Perú en los últimos 25 años que había un proceso de consenso en la búsqueda de políticas de Estado, una de las cuales era el acceso a la información, la libertad de expresión, la libertad de prensa.
Pues que se ha pasado a esta realidad, donde no hay acceso a la información garantizada, donde no hay libertad de expresión garantizada y donde el trabajo periodístico se le ponen permanentes trabas, se estigmatiza, se denigra, se busca generar acoso judicial a través de distintos tipos de causas que, en muchos casos, terminan en la nada. Y mientras tanto generan censura, autocensura y también la necesidad de afrontar con enormes recursos y distraer tiempo para atender los requerimientos judiciales.
-Hubo un claro quiebre en la confianza en la prensa y el inicio de un proceso de ataques sistemáticos contra ella desde las últimas elecciones hasta ahora, donde la libertad de prensa ha caído en picada. En ese proceso electoral, el hostigamiento a los medios y periodistas estuvo movido por una serie de noticias falsas que también fueron, en magnitud similar, contra las instituciones electorales. Teniendo en cuenta que las próximas elecciones no son las del 2021 en donde había 16 candidatos, sino que se esperan más de 50 opciones partidarias. ¿Qué relación encuentras entre el desconocimiento de la institución electoral y el desconocimiento de la institución de prensa?
-Bueno, por eso te decía inicialmente que nos preocupa el derrumbe institucional que vive Perú, porque esto va mucho más allá del tema de la prensa. Obviamente que en este desplome institucional el ataque a la prensa es una manifestación importante porque si no hay también libertad de prensa va a ser más difícil trabajar en la recuperación del diálogo ciudadano, de la búsqueda de consenso y, como te decía, también de recuperar niveles de democratización acorde a la necesidad de superar las dificultades actuales.
Pero, como bien dices, las perspectivas para el próximo año: para este año y para el 2026, si se realizan las elecciones, será de mayor deterioro. Nosotros no vemos en corto plazo una posibilidad de recuperación.
También nos preocupa este tema de que haya 50, 60, 70 partidos y también posiblemente candidatos presidenciales porque, en ese marco, es imposible exponer un plan de gobierno, debatir ideas, lo que generará simplemente el espacio propicio para la difusión de desinformación, de información falsa, que termine enturbiando aún más el clima político y sobre todo dificultando la elección ciudadana.
-Con respecto a esto último, ¿cuáles son sus perspectivas sobre este deterioro y abuso de lo tecnológico como las granjas de trolls, los ataques cibernéticos y las Deep fakecontra la prensa?
-Realmente es enormemente preocupante porque se han perfeccionado mecanismos para generar información falsa y para distribuirla, y también para incluso poder manipular procesos electorales. Perú está en un momento crucial de poder rejerarquizar el valor del periodismo, el valor de la búsqueda de la verdad, y dejar de lado estas estrategias políticas que son claramente manipulantes de tratar de distribuir información falsa.
Vemos con enorme preocupación el trabajo de trolls a nivel de propios políticos, del propio gobierno, y también la aparición de medios supuestamente tradicionales o revestidos de su perfil periodístico, pero que en realidad lo que hacen es también distribuir desinformación y atacar a medios tradicionales que buscan seguir ejerciendo un periodismo de investigación, un periodismo de fiscalidad, que trate de chequear la información e evitar la información falsa.
-Es un claro signo de hostilidad que la presidenta de Perú no quiere recibir a la misión de la SIP. Desde una perspectiva más amplia históricamente, sobre el tema de la libertad de prensa, comparando procesos de deterioro democrático y de la libertad de prensa, lo que pasa en nuestro país, ¿es comparable a otros casos? ¿Ves algunos símiles en ese proceso de autocratización y de ataque a la prensa?
-Sí, lamentablemente los procesos son muy similares, en distintas etapas históricas obviamente, pero en Nicaragua se vivió un proceso muy similar al que está viviendo Perú hoy. Esperemos que no se llegue a la misma conclusión, pero el ataque al periodismo fue paralelo también a la búsqueda de cooptar a los distintos órganos del Estado, entre ellos, obviamente, la justicia y el poder electoral, que son dos elementos claves para garantizar un mínimo marco de institucionalidad.
En Perú también notamos eso, de que hay una búsqueda de cooptar a los distintos poderes del Estado, un parlamento totalmente atomizado y donde ya ni siquiera importan las ideologías, porque sean de izquierda o de derecha terminan concluyendo en la búsqueda de cooptar la libertad de expresión. Alguien me decía, ¿cómo puede alguien levantar la voz en defensa de la libertad de prensa si todos tienen causas judiciales que nos involucran y todos tienen algo en común? Bueno, no sé si es tan así, ustedes lo sabrán mejor que yo, pero se afirma que no hay voces que claramente se inclinen por la institucionalidad. Entonces, lo que vivió Nicaragua, lo que vivió Venezuela, como bien dices, lo que hasta hace poco tiempo se veía en Guatemala, ahora hay una leve recuperación, aquí todavía existe un poder judicial que sigue atacando a la prensa, que ahora, como decía nuevamente nuestro colega José Rubén Zamora, tiene una causa del de lavado del dinero, muy similar a lo que está ocurriendo en Perú, donde se inician causas, supuestamente del de lavado del dinero, que terminan creando un enorme descrédito para el periodista, para el medio.
Entonces, sí, eso mismo, lamentablemente ahora en Estados Unidos, con Donald Trump vuelve a haber un clima de hostilidad hacia la prensa, en Argentina Javier Milei también es hostil. Ahí valen los contrapesos institucionales. A medida que haya una justicia independiente, a medida que pueda haber todavía un Parlamento donde haya voces disidentes, será más fácil defenderse. Perú, lamentablemente, como digo, en el Congreso no se ve esa capacidad de reflexión, todavía en la justicia creemos que hay algunos bolsones importantes de defensa de la institucionalidad y ojalá que eso no se pierda con mil pasos en el comienzo, pero en fin.
-Hace un año le pregunté por qué esto debería importarle a la ciudadanía, a los peruanos, y tú mencionaste que, bueno, si los ciudadanos, si los peruanos no perciben a la libertad de prensa como algo importante, pronto estarán en serios problemas. Un año después, y viendo lo que estás viendo, ¿cuál sería tu mensaje para los peruanos periodistas y no periodistas?
-Acabamos de venir de una reunión en la Pontificia de la Universidad Católica del Perú y en ella transmitía la misma preocupación, ya no solo por el periodismo, que también les preocupa, sino por el debate de ideas en general, por la búsqueda de un pensamiento alternativo que no siempre coincida con el relato oficial. Y ellos nos decían “la verdad importa”. Y realmente creo que esa es una buena frase, de lo que a todos nos preocupa.
Parece que hay un gran sector de la sociedad al cual la verdad no le importa. Será porque solamente se informan en redes sociales, donde creen que se informan en realidad, pero terminan desinformándose. Porque hay una crítica constante en contra del periodismo y eso es contado por solo un sector de la sociedad.
Seguramente habrá todavía sectores que entienden que la verdad tiene un valor importante, pero cada vez es un sector más pequeño de la sociedad. Entonces, sí, noto que eso también ayuda a ese discrédito, a ese deterioro que, como bien dices, hace un año atrás ya nos preocupaba, pero que ahora es mucho más grave y más delicado.